RESEÑA – DOWNTOWN ABBEY

Downtown Abbey originalmente surge como una serie de televisión de 6 temporadas, ambientada a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, que nos cuenta la vida de una importante familia que vive precisamente en la mansión de Downtown Abbey, y que para esta película, se cuenta una historia de tiempo después de los sucesos acontecidos en el final de la serie, por lo que si no sabes nada de lo que ocurre ahí, poca oportunidad tendrás de entender a los personajes en la película.

La historia se concentra principalmente en la visita de la realeza a la mansión, por lo que será un gran acontecimiento para todos… pero no tanto para el público, quizá. A menos que ya tengas noción de la serie o mínimo ya conozcas el desarrollo de cada personaje, la historia se sentirá dispersa, lenta y si desarrollo, todo empieza desde un punto ya muy avanzado y si entras sin saber nada, bueno, tendrás que hacer un mayor esfuerzo para empatizar con todos los personajes.

Las actuaciones son buenas y el diseño de producción es realmente vistoso, pero esto solamente mejora cuando ya estás familiarizado con el contexto de la historia. Todo esto realmente no es tan malo si se le ve como un producto de televisión, ya que es la continuación de una serie, pero llevada a la pantalla grande, lo que sucede, es que este formato sigue presente, como si la hubieran grabado pensando en que fuera un episodio largo para televisión y que al momento se adaptó para cines y ya es una película, lo cual demerita de cierto modo el esfuerzo.

En conclusión:

Una serie que tiene su público especifico, que disfrutó de los episodios en televisión y que ahora tiene una oportunidad de ver un poco más de lo que les gusta, lo cual parece ser una tendencia en estos momentos. Pero que si entras sin saber, solo te vas a saturar de información que tienes que procesar para entender completamente y saber las motivaciones de cada personaje. Sea cual sea tu caso, esta película no cuenta nada muy relevante que no te debas perder y que no recomendaría a menos que seas muy fanático ya.