RESEÑA – LA DESOBEDIENCIA DE MARTE

La Desobediencia de Marte

Por: Alejandra Figueroa

Remontándonos un poco a la historia de las teorías del universo, La desobediencia de Marte, nos presenta a dos personajes: Tycho Brahe, un astrónomo danés que, debido a su pasión por todos los hechos empíricos, lo llevaron a observar minuciosamente las estrellas dando paso a nuevas teorías del Universo, que, si bien no eran correctas, se acercaban más a lo que en un futuro conoceríamos con certeza. Dicho esto, toda persona necesita un compañero, ya sea para hacernos ver nuestra realidad, apoyar nuestras ideas irreverentes o aportar nuevas visiones a lo que hemos indagado. Es por eso que se presenta otro personaje: Johannes Kepler, un astrónomo y matemático alemán, una combinación explosiva, quien se convertiría en un excelente colaborador, haciendo uso de todos los datos recopilados de Tycho.
Hablamos de dos personajes cuya personalidad es totalmente diferente, pero que su pasión y enfermedad, el pensamiento, los llevó a unirse para dar pie a grandes descubrimientos astronómicos.

Por un lado, tenemos a Víctor Trujillo reencarnando a Tycho Brahe, a quien ya conocemos por su personaje histórico: Brozo, el payaso tenebroso. Víctor, llega a robarse la obra con tremenda actuación, aportando a Tycho, la soberbia que solo él, podría actuar sin caer en el desprecio del espectador, al contrario, Víctor, nos muestra que con su grandiosa personalidad y diálogos tan complejos llegan a sonar tan interesantes y bruscos, pero al mismo tiempo llenos de empatía hacia el público, dando paso a la inmersión en la obra sin percatar que lo que escuchas son teorías astronómicas, producto de un texto ambicioso que surgen de los enigmas de la vida, pero que al final te llevan a una experiencia actoral tan magnífica que se te pasa el tiempo en un abrir y cerrar de ojos.

Por otro lado llega Mauricio Isaac, actor que se ha hecho conocido por sus personajes multifacéticos dando paso a la apreciación de su adaptabilidad para cada papel, si bien lo hemos visto en películas como el Infierno y series como Señorita Pólvora, Mauricio, nos presenta a un Johannes Kepler, lleno de malestares y despreocupado por su apariencia, quien enfoca toda su energía en darle respuesta y solución a preguntas emergentes que solo él, se cuestiona mientras estudia las tablas matemáticas de Tycho. Sin las características tan peculiares de Johannes, la obra no funcionaría tan bien, ya que él, le da paso a la grandeza de Tycho.
Mauricio y Víctor, aportan a sus personajes la genialidad y astucia de homogenizar la disputa y envidia a través de la interpretación de sus diálogos durante el primer acto, donde solo se puntualiza el debate astronómico tanto como en el segundo acto, referente ahora a la disputa de dos actores de diferentes épocas con trayectorias discrepantes nos llevan a disfrutar la puesta en escena bajo la dirección de Antonio Castro, quien nos demuestra que en esta segunda temporada ha sabido elegir majestuosamente a los actores que dan vida a una pareja divergente, pero tan necesaria para lograr el goce de una obra delirante e impecable en todos los sentidos.